domingo, 6 de febrero de 2011

127 HORAS CRÍTICA (Sin Spoiler)

Los oscars se acercan y como suele ser costumbre, las salas de cine se llenan de las candidatas principales a la ansiada estatuilla dorada. 

Actualmente en los cines, tenemos una poco común gama de buenas películas donde elegir y este mismo viernes se estrenó 127 Horas, con 6 candidaturas (Mejor actor principal, mejor película, mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor banda sonora y  mejor canción).  ¿Merece 127 horas tanta candidatura y tanta atención por parte de la crítica?. La respuesta es un NO con "peros". 

Danny Boyle es un tio competente en la dirección, si bien no es en absoluto brillante, Boyle se une a ese grupo de directores que solo parecen capaces de ganarse un gran reconocimiento por parte de la crítica cuando manejan producciones de bajo presupuesto, o dicho de otro modo, la tónica general en los últimos años es hacer películas de gran impacto en lo que a su historia respecta, pero con una producción propia de cualquier película Indie y rollito low cost. 
No trato de desmerecer el trabajo de Boyle, pero si es cierto que su versatilidad a mi modo de ver queda bastante en entredicho cuando observamos que únicamente consigue destacar cuando se trata de películas que requieren tan poco trabajo de producción, ( lo siento, pero no podemos olvidar que Boyle ha dirigido La playa y la insípida Sunshine).

Así, cuando vemos 127 horas nos enfrentamos de nuevo a una historia sencilla, simple y que bien podría resumirse en una sola frase, que ha sido estirada durante 1 hora y media aproximadamente y cuyo mayor logro es tratar de dar el ritmo adecuado a un titular de noticia durante demasiado tiempo. 

Aron Ralston es un tipo aventurero y despreocupado que un buen día decide salir de su casa aprovisionado con comida y agua para realizar una excursión por el cañón Blue John, algo que no comunica a ningún amigo o familiar, desafortunadamente Aron cede en una grieta y su brazo queda atrapado por una gran roca imposibilitándole escapar. Así se narra la historia de las 127 horas que Aron permaneció atrapado sin alimento ni agua, esperando un milagro.

Como véis la premisa es sencilla y de nuevo esta absoluta simplicidad se ve reflejada durante toda la película, algo que no debería molestarnos si es bien llevada y en este caso eso ocurre gracias al ritmo videoclipero de la película que por medio de una gran banda sonora, constantes cambios de plano (algunos de ellos realmente inteligentes y sorprendentes), o ciertos flashbacks que nos permitirán ver ciertos momentos de la vida del protagonista, conseguirán que la hora y media de metraje no se nos hagan todo lo aburrido que podría ser tratándose de una historia con tan pocas posibilidades. Como decíamos, su montaje y su ritmo es un punto a favor, como también lo es aunque en menor medida, su fotografía y los geniales paisajes que podremos ver en la película (aunque realmente no pasa de eso, unos paisajes bellos y de colores ligeramente saturados... la pericia en este caso es mas bien de la naturaleza y no tanto del director de fotografía.)

El siguiente punto a favor es por James Franco y su interpretación, una de las mejores del año sin duda. Hemos de reconocer que no existe tampoco una gran "metamorfosis" por parte de Franco y sus habilidades interpretativas tampoco son por lo tanto excesivamente impresionantes ya que se reducen prácticamente a mostrar sufrimiento, cansancio y desesperación, aunque por supuesto lo consigue de forma excepcional y completamente acertada. Si debemos sacar punta a su interpretación deberíamos dudar en ciertos momentos del guión y es que, si la situación es tan absolutamente límite y horrible como pretenden explicarnos, a veces nos invade una extraña sensación de que el personaje no ha sido del todo bien construido (hablando sobre el papel, como decíamos Franco lo hace genial con lo que tiene) y es que salvo en el preciso instante en el que Ralston cae en la grieta y queda atrapado, o el momento cumbre de la película en el que Ralston consigue escapar de una forma bastante dolorosa e impactante... durante el resto de película no vemos esa tremenda desesperación y horror.

He aquí el gran fallo de la película, su dificultad a la hora de transmitir sensaciones. Boyle parece demasiado preocupado en los detalles mas truculentos y desagradables y en mostrarlos de forma directa, que en transmitir la SENSACIÓN que esa situación debía producir a Aron. Lo acertado habría sido que el espectador sintiera esas tremendas ganas de vivir y viera todas las adversidades a las que se enfrenta el protagonista como obstáculos que sólo su voluntad por vivir consiguen salvar. Sin embargo lo explícito de ciertas escenas consiguen provocarnos asco y repulsión, algo que en cierto modo nos desconecta del hilo que debería mover toda la historia. 

Sabemos que Ralston tuvo que beber su propia orina, y este hecho puede provocarnos dos sensaciones muy distintas, por un lado podemos pensar lo duro que es y el magnífico instinto de supervivencia que lleva a un ser humano a hacer tal cosa, y por otra lo repulsivo que es beber orina. Boyle falla a la hora de representar la dureza y se preocupa mas por la crudeza y lo explícito. Falta elegancia, falta delicadeza y falta transmisión de emociones por encima de mostrar todos los detalles. 

El momento cumbre de la película es mostrado sin ninguna censura y es quizá el único momento de absoluta crudeza que SI debe ser mostrado como algo realmente duro y explícito, el resto deberían haber sido factores que potencien la fantástica historia de un hombre y su genial forma de aferrarse a la vida y no las cosas repulsivas que debió hacer para salir de una grieta. Lo dicho, son dos cosas muy distintas y Boyle no ha definido bien ese camino. 
La nominación a guión adaptado se antoja bastante innecesaria y es que como ya hemos dicho, falta esa profundidad necesaria para hacernos estremecer en la butaca  y para hacernos recapacitar sobre ese instinto de supervivencia.


En definitiva, la película nos da una de cal y otra de arena. 127 horas es una interesante historia que ha sido demasiado estirada, aunque se haya disimulado de forma excelente por medio de mil efectismos (algo que ya vimos en Buried), una fotografía espléndida pero que simplemente se reduce a captar un bonito paisaje y saturar sus colores, una grandiosa  interpretación de James Franco... que por culpa de un superficial guión, carece del impacto necesario para darle profundidad dadas las circunstancias vividas por el protagonista. 

127 horas es un caramelo cuyo envoltorio es realmente atractivo, su sabor es ciertamente agradable, y aunque sabemos que en su núcleo esconde un sabor mucho más exquisito y delicioso, Boyle nunca nos deja morder ese caramelo.

NOTA: 7

Director, actor y el protagonista real de la historia

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