viernes, 4 de marzo de 2011

CRÍTICA GREY'S ANATOMY

Otra serie fruto de la increíble hornada del 2004 (House, Lost, Desperate Housewives) que resiste cada jueves frente a los forenses a pesar de estar años luz de la calidad que la catapultó a lo más alto.

Grey's Anatomy nació con el propósito de rellenar un hueco vacío en la programación de la Abc durante 9 semanas, pero para sorpresa de todos, consiguió unos datos muy buenos gracias también a ir detrás de Desperate Housewives, uno de los estrenos de más audiencia de aquel año.


Shonda Rhimes (creadora, directora y guionista de la serie) nos introducía en la vida de jóvenes internos que habían terminado la carrera y comenzaban a poner en práctica sus horas de estudio en el hospital. 

Tenían un gran reparto, destacando a Sandra Oh (una especie de doctor House) y de Katherine Heigl, además de unos secundarios que ayudaban a que las tramas no cayeran y a que actores protagonistas llevaran mejor su trabajo.

El fuerte de la serie es una buena producción, grandes personajes, tramas episódicas (comienzan y terminan en el mismo episodio) que estaban bien montadas y que ayudaban a continuar las tramas principales por lo que nunca eran episodios sin importancia.

El humor de la serie es muy irónico y negro, tratando la cirujía como la droga para los protagonistas, y por el público lal que quieren dirigirse meten relaciones amorosas no siempre típicas y con algo de originalidad. Pero todo esto fue hasta su tercer año. Al igual que le ha sucedido a Glee (pero en Glee solamente en varios episodios), el éxito jugó en contra de los doctores y las tramas comenzaron a  ser enrevesadas y carentes de emoción, alargándolas lo máximo posible y metiendo giros de tramas incoherentes para mantener a la audiencia que se iba escapando año tras año, al igual que el interés y la mayoría de los actores.

Por suerte, este año han estado rectificando errores y la serie esta volviendo por nuevos caminos a tener posibilidades de ser grande de nuevo.

AQUÍ COMIENZAN LOS SPOILERS

Tras una corta pero buena primera temporada donde nos presentaban a todo el equipo médico, la segunda temporada fue espléndida, desde el capítulo de la Super Bowl con Christina Ricci metiendo la mano dentro de un cuerpo con una bomba en su interior, las historias de los doctores, amenas e interesantes, la introducción de la doctora Addison Montgomery entre la pareja de Grey y Shepperd, muy buenas tramas episódicos y sobretodo, la increible historia de amor de de Izzy con Denny. Es en el final de esta historia y de esta temporada, donde la serie pasó a ser recordada por todos y a optar a Emmys y Golden Globes, fue genial.

Los actores bordaban sus papeles (unos más que otros) y todos los ingredientes dieron un dulce pastel con la recta final de su segundo año. Eran coherentes consigo mismos, sabían dar vida a unos personajes que no caían en los estereotipos, no eran ni demasiado dulces ni demasiado macabras en las escenas de sangre, pero si que tenía un punto de humor negro que me ganó, esa locura de los protagonistas por ver sangre y abrir cuerpos era muy buenos puntos cómicos.

Sin lugar a dudas fue Katherine Heighl la que se convirtió en el gancho de la serie. Izzie nos sedujo en la primera temporada por su carácter de chica dura y con carácter que escondía sus inseguridades dentro, cuando caía enamorada y lo daba todo. Y así fue como tanto ella como los espectadores cayeron a los pies de Denny Duquet, un hombre con problemas cardíacos que esperaba un transplante y era más un residente que un paciente del hospital por el tiempo que pasaba dentro.

Los dos derrochaban química y fueron el hilo conductor de la temporada y la clave del éxito de la serie.

Final de la segunda temporada

A partir de la mitad de la tercera temporada fue cuando la serie comenzó a dar tumbos, pasaBa de tramas absurdas y carentes de emoción alguna, a dar signos de vitalidad volviendo a enganchar, para después repetir la misma jugada. Los personajes comenzaron a estancarse (tenían su etiqueta en la serie, el gay, la mujer de, el ligón, la borde etc...) y recurrían a algo que siempre he odidado en este tipo de series, el liar a todos los personajes entre sí (nadie se tragaba que Izzie y George se enamoraran). Por si fuera poco, les dio por querer ir demasiado de profundos, y nos atormentaban con los pensamientos de la protagonista, que la he obviado porque es de lo peor de la serie. A mitad de la temporada, Meredith tiene un intento (bastante patético) de suicidio y a partir de ahí, sin explicación alguna, tenía el propósito de complicarse ella sola al vida, arrastrando a Christina Yang, la irónica del grupo que era mi preferida.

Lo de las dos es de juzgado de guardia, son como la noche y el día, pero no podían decidir nada sin la ayuda de la otra, aunque se jactaban de reírse de los demás por ser tan dependientes. La confirmación de que habían pasado de ser increíbles a ser uno más fue cuando en el final de la tercera temporada Meredith le dice a Derek que si Christina se casa querrá decir que ella también puede, no se todavía porque continué. Meredith es la protagonista y siempre es la que menos interés tiene, no se si porque sus tramas no son casi nunca interesantes, o por la insulsa Ellen Pompeo. Me recuerda un poco a Carrie de Sex and the City (un poco ya que Carrie no es tan insulsa) por necesitar de personajes alrededor suyo para llevar la serie, ya que por si sola no habría durado nada, y eso siendo el rostro protagonista de la serie no es buena señal.

El tren comenzaba a dar síntomas de descarrilamiento próximo y para colmo la vida personal de los actores trastocó las tramas, teniendo que por ejemplo echar a Isaiah Washington por insultar a su compañero T.R. Knight por el hecho de ser gay. No defiendo lo que hizo, pero su personaje Burke era muy bueno y un buen contrapunto a Christina, necesario y de agradecer como espectador, pero por el despido inmediato, se la cargaron de un plumazo destrozando el sentido de todo lo que habíamos visto hasta entonces.

Si veo la serie como he dicho antes, es por sus secundarios, en especial por Chandra Wilson y Sara Ramírez. Aunque a la segunda la trataron injustamente al principio, una vez puesto el rol de lesbiana ganó. Ambas son muy buenas actrices y da gusto cuando ganan minutos en pantalla restándoles a las paranoicas protagonistas. En las últimas temporadas las han tratado mejor y hemos ido conociendo más sus vidas (aunque tendrían que explicar porque Bailey siempre termina saliendo con chicos jóvenes que en la vida real dudo que todos se fijaran en ella), y Callie ha terminado siendo una de las más queridas.

Son estos casos cuando los guionistas demuestran su potencial, hacen muy buenas historias  episódicas o de pocos capítulos, como con la madre de Meredith, que me pareció original y ha dado mucho juego en estas siete temporadas, podrían haberla exprimido más ya que daba para bastante, pero vi bien como como lo hicieron.

Estos últimos años cada temporada destacaba por los actores que entraban y salían y por los escarceos amorosos. Heighl se fue aburrida de sus tramas, T. R. Knight por su ego de estrella que se le habrá bajado al ver que la audiencia no la hacía él solo, o el despido de Brooke Smith por la censura ante tramas de lesbianas (nunca entenderé el porque escandalizó, cuando ahora hay dos lesbianas como pareja formal y no pasa nada).

Se salvan las incorporaciones de los nuevos residentes gracias a la trama de la fusión de hospitales, y la hermana de la protagonista, con mucho más carisma y una mejor actriz que la propia Meredith Grey, sirviendo como un soplo de aire fresco que de hecho ha traído una séptima temporada que aunque suene increíble, esta interesante, sobretodo gracias a la maniobra de la directora por recuperar la atención del público. Abandoné por aburrimiento a  mediados de la sexta temporada y vi esta promo

Estaba harto de no reconocer la serie que me enganchó pero le di la oportunidad y me puse al día. Shonda Rymes no me la volverá a jugar con otra serie, no pienso ver Off the Map ni Private Service (spin off de Grey's Anatomy con Addison que haberla sacado para eso me parece injusto, parece que ya no sabían que hacer con ella o con quien relacionarla en el Seattle Grace), pero reconozco que cuando se pone en serio con algo termina haciendo un gran producto. Ese final de temporada fue muy bueno y emocionante, no recordaban a los mejores momentos de la serie pero me gustó que lo gestaran desde episodios anteriores y no fuera algo espontáneo para atraer desesperadamente a la audiencia. Hablo del famoso episodio del tiroteo, que aún con sus fallos, dio escenas grandiosas como al operación a punta de pistola de Derek a manos de Christina, y el repentino aborto.

En este séptimo año tenían que continuar después del dramático final que sentó muy bien  a la serie ( como un punto y aparte), excepto que se cargaron al personaje de Christina, que siempre parece reclamar la atención (su amiga ve como su marido casi muere, tiene un aborto pero ella es la que peor queda) pero por lo demás, todo mejoró mucho  y zanjaron la trama de Mandy Moore que me encantó. Han dado un giro a la serie centrándose más en los ensayos, investigaciones quirúrgicas, la preocupación por curar el alzheimer por las altas probabilidades de Meredith a tenerla. El repentino embarazo de Callie y la rivalidad entre residentes.

Los líos amorosos seguirán ahí, Bailey seguirá con chicos jóvenes pero si continúan por el camino que están estableciendo, yo aguantaré una octava y última temporada.

Temporada 1 y 2 - 9/10
Temporadas 3, 4 y 5 - 6/10
Temporada 6-7'5/10
Temporada 7 (de momento) - 8/10

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