martes, 18 de octubre de 2011

CRÍTICA AMERICAN HORROR STORY

Ryan Murphy es un tipo muy peculiar, tanto dirige una película romántica e inocente como Come, Reza, Ama, como crea y dirige una serie de lo más incorrecta como Nip Tuck. Estos cambios son los que hacen peculiar al director, pasó de una serie sombría y enredada como Nip Tuck, a un producto totalmente contrario como Glee.  Es por eso, que uno no sabe que esperar del director y guionista, porque nos ha maravillado, aburrido y horrorizado, y con American Horror Story, nos ha  sorprender.

Si Murphy puso de manifiesto que una serie musical puede funcionar en televisión (y explotarla comercialmente), cuando anunció que estaba creando una serie de terror, no nos esperábamos el resultado final viendo los antecedentes de Ryan, pero una vez vistos los primeros episodios, solamente podemos decir una palabra, gracias.


Y es que si ya revolucionó el medio con Glee, American Horror Story es un soplo de aire fresco en el mundillo de la televisión, y digo esto porque tenemos series de todos los géneros, pero muy pocas o casi ninguna que sea de terror, y si lo que pretendía era dejarnos clavados en la silla, angustiarnos y dejarnos con mal cuerpo, sin lugar a dudas lo ha conseguido.

La sinopsis es muy simple, un matrimonio en crisis por una infidelidad, y con una hija adolescente, se mudan a una casa que resulta esconder secretos y unos vecinos que nadie en su sano juicio querría. Todo envuelto de un perturbador pasado en el interior de la casa, y asesinatos.

La serie ya pintaba bien por su cantera de actores, tenemos a dos actrices reconocidas y admiradas como Jessica Lange (Cape Fear o El Cabo del Miedo, Big Fish, Tootsie), y Francis Conroy (Six Feet Under),  y protagonizada por Connie Britton (recién salida de Friday Night Lights), y Dylan McDermott, al que no sabemos porque buscan la manera de que aparezca con el mínimo de ropa posible, conocido por series como The Practice.

En el piloto, como ha de ser, Murphy (que lo dirige y escribe), ya nos deja patente que estamos ante una historia donde todo se lleva de la forma más extrema posible, todo esta sacado de contexto, ningún personaje es "normal" por así decirlo, y que asistiremos a un sinfín de momentos inquietantes y paranoicos. Esa es la impresión que deja, de hecho, los comentarios más repetidos aluden a la locura general de los personajes. 



Que Murphy ha bebido de los clásicos del terror, de serie b y los ha mezclado es innegable, pero ha sabido montarlo de forma que todo esté equilibrado, y sobretodo, que el interés del espectador no decaiga, con constantes sorpresas, personajes que nos inquietan por la ambigüedad que muestran, momentos sin sentido aparente, y las constantes amenazas que se ciernen sobre los protagonistas.

Una curiosidad que me ha llamado mucho la atención es la buena mano que tiene el director con actores con Síndrorme de down, teniendo en Glee a Lauran Potter (Becky) donde la trata como un personaje más, dándonos grandes momentos, y en este caso, Jamie Brewer, que además,  es su primer trabajo. 

Muy buena la inciativa y el resultado, en Glee nos reímos con Becky, no de Becky, y en American Horror Story, no querríamos tener cerca a Adelaide.

Jessica Lange es la que más sobresale con su personaje, y su curiosa relación con su hija Adelaide, siendo la más interesante a medida que vamos sabiendo de élla en el segundo episodio. Aunque no quiere decir que los demás no cumplan bien, de hecho me ha sorprendido Dylan McDermott con las escenas tan intensas que le ha tocado hacer y que las ha sabido llevar, y el buen hacer de Connie Britton. Me falta que aprovechen más a Francis Conroy, que esta como de paso por la serie, pero viendo su cometido en el piloto, parece que tendrá oportunidad de lucimiento.
Una gran recomendación que hacemos desde el blog, una serie muy diferente a lo que habéis visto, y que sin lugar a dudas, no os dejará indiferentes como ha pasado con todo el que la ha visto.



NOTA:8'5/10



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