sábado, 15 de octubre de 2011

SITGES 2011: CRÍTICA MELANCHOLIA

Llega un momento en la carrera de ciertos directores, cuando se han ganado a la crítica y al público, y gracias a eso disponen de una completa libertad creativa, logrando poder presentar los que les plazca sin ser juzgados ferozmente y con coherencia.

Esto sucede por ejemplo con Francis Ford Coppola, del que hablaremos en el momento que colguemos la crítica de Twixt 3D, su última película, y con Lars Von Trier. El director de la polémica Dogville, presentó mediante un vídeo muy cómico donde era controlado a modo de marioneta por una ayudante, y dando las gracias en español al Festival, dispone de esta permisividad, no digo que no haga buenas películas, pero si que parece saltarse las normas de lo que una buena película debería tener, y las hace para su disfrute personal, sin pensar en el espectador que verá la obra.


Melancholia es irregular, en ocasiones desgarradora e interesante, en otras algo perdida en sí misma, que no dejará indiferente a quien la vea, pero que se queda en buena a secas, a medio camino de la obra maestra que parecía y pretendía ser, y que pudiera haber sido si hubiera tenido una mejor escritura.

Melancholia es un planeta que esta próximo a estrellarse a la Tierra, pudiendo destruirla o bien pasarla de largo. Y aunque parezca una película típica de ciencia ficción, el director plantea el como esta desconcertante amenaza, altera las relaciones de los protagonistas.

Una sinopsis la mar de interesante, con un director reconocido en multitud de Festivales, que se divide en dos tramos, con una impresionante presentación en slow-motion. Pero Lars Von Trier no esta interesado en contarnos una historia de personajes y sentimientos únicamente, sino que se nota que quiere crear controversia, y dejar imágenes que recordemos, aunque en ocasiones no vengan a  cuento y estén de más.

La primera parte es la boda de Justine (Kirsten Dunst),  con Michael (Alexander Skarsgard, Eric en True Blood que aunque parezca mentira, aparece vestido durante toda la película).

Este tramo sirve de presentación de los personajes principales, siendo muy entretenida la primera media hora, hasta que Justine comienza a actuar de manera incomprensible, comenzando a perder el norte y una sucesión de momentos cada vez más desconcertantes, perdiendo el tiempo y metraje en momentos que no aportarán nada a la trama principal (aunque son los que tiene mayor carga visual), y haciendo perder el interés. Terminamos por coger algo de manía a la protagonista, siendo los secundarios los interesantes, pero que no llevan a nada una vez finalizas de ver el film.

Si quería dejarnos clara las desastabilidad emocional de la protagonista, no necesitaba tanto tiempo para que nos hiciéramos a la idea. 

El principal problema es el personaje de Justine, interpretado de forma creíble por Kirsten Dunst, pero mal desarrollado, con demasiados altibajos que nunca terminan de entenderse, es imposible comprenderla y empatizar con élla. Muchos se dejaran arrastrar por el estilo de cine independiente que le da el director, pero nos resultó un personaje vacío y cansino en esta parte de la película.

El segundo acto ( y lo que tendría que haber sido todo el film), por suerte se deja de tonterías y agarra a los personajes imprescindibles y la historia que nos prometía, llevándola de forma directa y mostrando lo prometido. Sorprende el gran talante de Kiefer Sutherland (24), y Charlotte Gainsbourg (21 Gramos), que interpretan al matrimonio de Claire y John, los que para nosotros hubieran tenido que ser los verdaderos protagonistas, son los que llevan el mando y sufren las consecuencias que provoca Justine y el planeta Melancholia. Es en este tramo donde el espectador se estabiliza y comienza a saborear una intensa historia de sentimientos, pero como pasa en el primer acto, las escenas de Justine llevan al desconcierto.

El director tiene muy buena mano con los actores, los lleva por donde quiere y hace palpable la emoción que quiere reflejar en cada momento. Pero las licencias que se da con Kirtsen Dunst regalando escenas inconexas, incoherentes y gratuitas, deja claro de que las ha metido porque se divierte rodándolas, bien podrían ser de otra película y solamente entorpecen la narrativa. 

El tramo final en cambio, tiene toda la tensión y comprensión que el resto del film merecía tener, dando por fin una historia  y su lugar a Justine, regalando momentos entrañables e imágenes de impacto, dándonos la frustración de haberla querido tener así en el resto de metraje. Con el segundo tramo le hubiera quedado una película excepcional. Pero es un director que rueda pensando en sí mismo, en su disfrute,  y no en contar a historia y presentar los personajes al espectador, esta técnica tan egoísta ensombrece una gran obra.

El público en Sitges aplaudió entusiasmado la película, y ojo, no decimos que no sea buena, pero si hubiera estado firmada por otro director, no se le hubieran perdonado los errores y licencias que se da, pero Von Trier se ha ganado su reputación (aunque en el terreno personal se la haya cargado con su desafortunadas confesiones en Cannes), y ese le da un trato que no termina de merecerse.


NOTA:6'5/10

1 comentario:

  1. Disculpa, Sólo un pequeño apunte: en el vídeo que pasaron antes de la proyección de la película, Trier da las gracias en catalán.

    ResponderEliminar

Traductor