jueves, 10 de enero de 2013

CRÍTICA MIRANDA

Hay personas que te ganan con su sola presencia, sin apenas esforzarse en agradar, y que lo hacen sin darse cuenta. Esa peculiaridad es la que identifica a Miranda, una gran niña treintañera y a punto de llegar a los cuarenta, que va narrando al espectador su peculiar vida. 

Estas navidades hemos estado siguiendo sus dos cortas primeras temporadas (la tercera esta en emisión actualmente), y ha resultado ser un gran regalo navideño.

Y es que debido a su físico (mide casi 2 metros y no es ni muy femenina ni agraciada físicamente), tiene que lidiar con los esfuerzos de su madre por casarla, el rechazo entre las mujeres de su edad al no entenderla, y sobretodo, su torpeza, ese rasgo único del personaje que la hace adorable.


El personaje y la actriz, Miranda Hart, son comedia pura, con unos guiones espléndidos, que mezclan diferentes tipos de comedia, y que contienen muchos gags por episodio, llenando de momentos hilarantes esta serie británica. 

Miranda Hart es una cómica británica que escribe sus guiones, y decidió contar a modo de diario, la vida de un personaje ficticio, pero que esta claramente inspirada en ella misma. Sabe dar muy bien el toque identificativo a todo personaje que se pasea por esta sitcom, otorgando coletillas (frases que suelen repetirse), y tics a todos ellos. Ofrece una protagonista que se gana al espectador, con sus manías musicales, sus torpezas, su poco desarrollado instinto social y esa incapacidad de obrar bien en compañía, y sobretodo, su alocada atracción por el chef Gary.

Aunque en un principio puede dar la sensación de ser la clásica sitcom británica de torpezas a lo Benny Hill, Miranda sabe muy bien como dar toques que gusten a diferentes tipos de espectadores. Sus guiones están cargados de sátira y de crítica a todo lo que rodea la vida de una mujer como Miranda. El culto al cuerpo y la obsesión por las apariencias, son los principales objetivos de los dardos de Hart.

Puede resultar difícil su seguimiento para aquellos poco dados a la televisión británica, y es que no tiene nada que ver con las clásicas sitcoms americanas, debido por tener un tono más exagerado, teatrero y familiar. También porque sino cae en gracia la protagonista poco hay que hacer, y es que centra todas las tramas, y los secundarios hacen su única función, la acompañan en sus peripecias.

Pero de entrar en el juego, y si Miranda te gana por completo, tendrás una pequeña comedia (6 episodios por temporada) que con tan sólo unos cuantos episodios, da la sensación de llevar años en antena por la cercanía que desprende, y una sensación de haber estado siempre ahí, haciéndonos repetir su coletilla al principio de cada episodio "previously in my life..." (anteriormente en mi vida).

Los secundarios poco tienen que hacer teniendo a Hart, que capta la atención irremediablemente, pero Patricia Hodge (Penny), la madre de Miranda, una mujer conservadora que no acepta de ningún modo la vida de la solterona que tiene por hija, haciendo todo lo imposible para encontrarle esposo, se hace imprescindible en el show. La gran vis cómica, y el tándem que forma junto a Miranda, hacen que Hodge nos arranque una sonrisa como mínimo con su aparición, y esos Such Fun que repite constantemente se llegan a esperar con ganas.

Stevie, la compañera y amiga de Miranda en su negocio de artículos de bromas y fiestas, es el Pepito Grillo de la protagonista, y a la vez su acompañante de aventuras. 

Gary, es el típico británico encantador, y chef del restaurante cercano a la tienda donde se desarrolla la serie. No es un gran personaje, pero en ocasiones se agradece alguien normal, con tanto personaje excéntrico y alocado. Tom Ellis ofrece un galán inusual que hace la función de interés amoroso. todo bondad y que encaja con las necesidades de Miranda, quien necesita una figura madura y sensata a su lado.

Os recomendamos que deis la oportunidad a la gran solterona inglesa, una figura muy alejada de Carrie Bradshaw de Sex and the City, muy diferente a lo que habéis visto (aún siguiendo algunos tópicos de su género), y que hará que sonriáis con solamente darle al Play. A diferencia de la serie de HBO, Miranda rompe con el clásico de protagonista femenina que busca la perfección, y es que la moraleja de la serie es buscar que se nos quiera por como somos, con los errores y defectos, que es lo que nos hace únicos.

No necesita un príncipe, sino un compañero que la satisfaga y que aprenda a vivir en su mundo propio lleno de momentos musicales, malentendidos y la ausencia de normas.

La única pega es que sigue los mismos parámetros en todos los episodios, y puede resultar algo repetitiva en caso de no terminar de ser del agrado de uno. 


NOTA: 8'5/10






















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