martes, 26 de julio de 2011

CRÍTICA MR POPPER'S PINGUINS (LOS PINGÜINOS DEL SEÑOR POPPER)

Un Jim Carrey en horas bajas vuelve a la palestra con el género que le ha dado las mayores satisfacciones en su carrera, la comedia. Pero en esta ocasión no asistimos a un desfiles de desfiguraciones en su cara, sino que nos propone un producto familiar donde él no es el encargado de hacer reír al público, sino que es el acompañante de 6 pingüinos, los cuales llevan  el humor de la película.

Aunque hay mucho jugo que sacar en la situación que se nos plantea, la película busca la aprobación infantil por encima de la adulta, es por eso que los gags y el guión son muy inocentes (aunque en algún diálogo hay demasiado doble sentido), y lleva una historia muy simple y muy vista.


El personaje de Popper, es un hombre de negocios separado que triunfa en su trabajo, pero que no tiene apenas relación con sus hijos, y continúa enamorado de su ex mujer. Mientras busca la forma de ganarse el cariño de los hijos y su ex esposa, en la parte laboral ha de comprar un pequeño restaurante en pleno Central Perk, regentado por la señora Van Gundy (Angela Lansbury), que no se lo pondrá fácil.

Pero lo importante es cuando recibe la herencia de su padre, con el que el protagonista apenas ha tenido relación por los constantes viajes de su progenitor, 6 pingüinos que en un principio busca la forma de devolverlos, pero al encariñarse sus hijos con los animales, y buscando ganárselos, ha de convivir con éllos habituado su piso para los nuevos inquilinos.

La película esta muy influenciada por los productos típicos de Disney de los años 90, protagonizados por Robin Williams, comedias ligeras e inocentes donde el tema principal era la familia, como por ejemplo Miss Doubtfire. Pero lo que falla en esta ocasión es que el guión no explota el filón de la situación que nos presentan, consigue hacernos sonreír y entretenernos, pero no pasa de correcta.

La mayor y magnífica sorpresa es la aparición de Angela Lansbury (La Bruja Novata), una grandísima actriz a la que hemos seguido desde pequeños, y que llena la pantalla con cada aparición, ganándose al público en todo momento. 

Al ser una historia muy previsible, poco hay que destacar, pero sin duda, la mejor escena es la del museo, con Lansbury bailando con Carrey mientras los animales hacen de las suyas. 

Aunque a Fran le encanta Carrey, yo no puedo cuando todo en una película gira en torno a él, pero es que en esta ocasión no se le ve cómodo y tan suelto y espontáneo como de costumbre, es demasiado evidente que ha hecho el trabajo pensando en la taquilla y repercusión para su carrera, un actor acostumbrado a grandes sueldos y números 1 en taquilla, pasando a fracasos y pasar desapercibido para el público, están cambiando las cosas o es que esta ya muy quemado como actor cómico?.  Tampoco ayuda la poca química con su compañera Carla Gugino.

Falta un poco de profundidad en los personajes (la historia de Popper y su padre es un gran acierto, pero se queda muy difuminada al final), los niños son estereotipados y planos (adolescente colgada al móvil y pensando en chicos), siendo solamente destacables la ayudante del protagonista, Pipi, y la señora Gundy. Aunque hay momentos muy conseguidos por su emotividad como el nacimiento de los pingüinos, o la resolución del problema del protagonista con la mesa del restaurante.

Es una gran película para ver en el cine con niños, se les ilumina la cara con las peripecias de los pingüinos, que son graciosas y están conseguidas, pero sino hay público infantil, es la apropiada para una tarde de fin de semana, por su simplez..

Se echan en falta películas de tono familiar como Miss Doubtfire, La Bruja Novata, Mary Poppins y un largo etcétera, en lugar de tanto producto en tres dimensiones con animales, y si Popper nos devuelve ese género algo perdido, se lo agradeceremos.




NOTA:6/10


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