domingo, 26 de febrero de 2012

CRÍTICA MY WEEK WITH MARILYN

Sobre Marilyn se ha hablado y se hablará miles de veces, pero si dejamos a un lado el como era ella y pensamos en como se vivía junto a ella, tenemos la respuesta en My Week With Marilyn, una adaptación del libro de Colin Clark, quien trabajó junto a la actriz en el rodaje de The Prince and the Showgirl (el Príncipe y la Corista), una obra menor de la actriz que rodó ya en su etapa de declive personal, cuando estaba a punto de terminar su tercer matrimonio, y cuando ya era presa del alcohol y las pastillas.

Colin describe todo lo que concierne a la actriz, y de forma directa, porque el protagonista interviene en todas las escenas, por lo que no hay duda de que puede haber algo imaginado que no haya visto con sus propios ojos (otro asunto es debatir si es creíble todo o no).
El hecho de que la película se sitúe en un corto período de tiempo, la hace original y diferente, debido a que no nos narra la vida de la actriz, apenas sabemos nada de los protagonistas (se sabe porque todos son famosos actores, pero el que no entienda de cine, no apreciará la importancia de los personajes que van desfilando). Tenemos a figuras tan importantes como Vivien Leigh, la que fuese la protagonista de Lo Que el Viento Se Llevó, que siente amenazado su matrimonio por el éxito de Marilyn con el sector masculino. Esta historia es una de las más interesantes de la película, una figura tan importante que termina en un segundo plano como mera secundaria, cuando hizo uno de los personajes más importantes del cine.

Este hecho resta bastante público a la película, pero si el espectador es un cinéfilo en toda regla, o sabe un mínimo de cine, la disfrutará por la cantidad de curiosidades que contiene. Y es que Marilyn tenía una doble cara que se ocultaba al público (como bien supieron explicar en un episodio de Mad Men, y en la recientemente estrenada Smash). ,La actriz tenía pánico a terminar como su madre, en un psiquiátrico tachada de loca, y sobretodo, sola. Norma Jean (nombre real de la actriz), utilizaba su sensualidad, y ese tono inocente al hablar, para agradar y tener siempre a un hombre a su lado que no la abandonara nunca, pero sus inseguridades terminaban echando a todo aquel que se acercaba a ella.

Después de tantos divorcios y altibajos, el alcohol y las pastillas para cualquier problema, era constantes en el día a día, lo que conllevaba que trabajar con ella fuera un suplicio por sus retrasos en los rodajes, su incapacidad de memorizar los diálogos, y sus altibajos emocionales. Llegó un punto en el que aquello no tenía remedio, por lo que estaba  controlada las 24 horas del día por personal que la alabara cuando estuviera baja de moral, y cuidara de que cuidaba de que cumpliera con los horarios de rodajes. Si hay una figura que personifique este control es Paula Strasberg, profesora de arte dramático que manipulaba y ejercía influencia en Monroe, acompañándola en todo momento y diciéndole como tenía que actuar.

Todo esto queda muy bien plasmado en la película, con detalles muy bien pensados, y sobretodo una Michelle Williams que se nota que ha dedicado horas de trabajo a prepararse el papel de la actriz, que lejos de parecer una caricatura como se hacen en las Vegas, la hace revivir y plasma aquello que Marilyn no contó nunca delante de una cámara.

Ayuda mucho que lo veamos desde fuera, es decir, no es Marilyn la protagonista y la que cuenta la historia, sino una persona eterna en la que se apoyó buscando consuelo, algo que favorece que el espectador s ehaga una idea de lo que el protagonista pasó con la actriz. 

Los secundarios bailan al son de ella, algo que sucedía en la realidad, donde Monroe era siempre el centro de atención y el tema de conversación, fuera quien fuera el director o actor que trabajara con ella. Entre los actores que acompañan a Williams están una grandísima Judi Dench, Emma Watson en un pequeño papel que supone el primer paso tras la saga de Potter, y Kenneth Branagh, que interpreta a Laurence Olivier, quien dirigía y protagonizaba la película, y fue uno de los muchos que sufrió los desvaríos de la protagonista.

El departamento artístico es impecable, Williams tiene un enorme parecido, que junto a la perfecta imitación e interpretación, consigue que hayan momentos que uno crea estar viendo a Marily. Y las recreaciones de El Príncipe y la Corista, los vestuarios y la fotografía, consiguen que la película sobresalga, y no termine pareciendo una tv movie.

No termina de ser una gran obra, pero si una buena película que quizá se os haga extraña por no ser el típico biopic, pero si os gusta el personaje, y/o tenéis curiosidad por el cine de la época, no os  decepcionará, ahora si buscáis un biopic de la famosa actriz para conocer del todo su vida, esta no es la mejor opción, porque aquí importa la persona tras el maquillaje y los focos,  no el como llegó ahí.



NOTA: 7/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traductor