martes, 29 de mayo de 2012

CRÍTICA GLEE: TERCERA TEMPORADA

La última vez que hablamos de Glee, comentábamos que la serie sufría un acentuado desgaste en cuanto a calidad, que se vio reflejado claramente con la bajada constante de audiencia. Pero teníamos el presentimiento de que el flojo comienzo de la temporada, que estaba lejos de ser de los mejores capítulos de la serie, daría con grandes capítulos más adelante.

El problema principal de la serie de Ryan Murphy es haber perdido su identidad y su propósito, debido a que si algo gustaba de Glee era esa crítica mordaz e ingeniosa al género al que pertenece, tiraban de clichés para reírse de sí mismos. Pero después de una gran primera temporada, y una irregular segunda, los creadores se comenzaron a tomar demasiado en serio la serie, potenciando el drama restando comicidad, y cayendo en picado.


Se suponía que en el tercer y último año de la primera generación (en la cuarta continuarán los principales, pero algunos como Lea Michele serán recurrentes, es decir, no aparecerán en todos los episodios), pulirían errores, y elevarían la serie para volver a su mejor momento, pero ha sido justo lo contrario.

Hay grandes personajes, pero todos parecen gastados y con poco más para ofrecer, siendo en algunos casos absurdos, como por ejemplo Quinn, que la han desdibujado tanto, que es imposible entenderla. Beiste, y la gran Sue Silvester, o algunos que han temrinado en las sombras como Mercedes Jones. Murphy debería aprender de Joss Whedon, quien sabe como tratar personajes aunque hayan cientos en pantalla, dando a cada uno su tiempo justo, y diálogos que les den personalidad. 


En lugar de abarcar tramas para todos, han utilizado demasiado los dramas de Kurt, personaje que comenzó siendo una de las grandes revelaciones de Glee, pero que ha resultado ser agotador cada vez que aparece en pantalla, Finn con aburridas obsesiones y escaso carisma, y Beiste, que conseguía dormirnos nada más presentarse. Pero además de perjudicar personajes, han habidos tramas muy interesantes como la batalla dentro del grupo, que se resolvió en dos coros (Troubletones y New Directions), que prometía una guerra que solamente dan cuando llegan las competiciones, pero como siempre, se resolvió pronto y mal.

Gwyneth Paltrow sorprendió con su participación en la segunda temporada, y era de esperar que Idina Menzel (Wicked, Enchanted) y Ricky Martin, aportarán lo mismo que aportó Paltrow, pero no han habido invitados a la altura de la protagonista de Shakespeare In Love, por no hablar de Gloria Estefan, que no pasa de cameo.

Lea Michele, a la que consideramos lo mejor de Glee junto a Jane Lynch, ha sufrido los desaciertos de los guionistas con momentos absurdos, y dramas exagerados, convirtiendo a Rachel Berry en un personaje repetitivo, y algo insoportable por la cantidad de escenas de ella llorando. La actriz merece proyectos a su altura, tanto musicales, como comedias y dramas, porque ha demostrado ser impresionante en todo. Tampoco ayuda que la emparejen (aunque en la vida real también sean pareja) con Finn, un personaje y un actor que no están a su altura, y echa por tierra escenas que podrían haber sido mucho mejores, de no ser por lo limitado que es como actor Cory Monteith.

Obviaremos hablar más de Sue, Beiste, ni de Emma y Will, personajes con los que no saben que hacer, y han dado tumbos durante 22 episodios.

Sobre los demás, solamente se salva Santana López, a la que han dado más atención y hecho avanzar, porque ningún otro personaje, o incorporación, ha tenido momentos destacables, ni nos han hecho cambiar nuestra impresión sobre ellos. Beneficiada también por la ingenua Brittany, con la que forma una gran pareja cómica, que no terminan de saber aprovechar.

Durante toda la tercera temporada, teníamos la impresión de que se pretendía hacer adorables a todos los personajes, con un drama demasiado edulcorado, historias previsibles y mil veces vista (padres que no aceptan los deseos de sus hijos, maltratos, problemas de integración, aceptación de homosexualidad etc…), muchas de las que ya aparecían antes, por lo que daba la sensación de estar dentro de un bucle interminable.

El tema de la homosexualidad ha sido el desacierto más acentuado, no hablamos de que no traten el tema, ni del modo en el que lo hacen, porque por desgracia, no queda lejos de la realidad lo que se ha visto en la serie. pero solamente han mostrado lo más duro del tema, y repetido insistentemente, cuando lo que necesitaban era restar drama y aplicar más comedia, algo que les valió el Golden Globe y el Emmy en años anteriores, y así mostrar cierta normalidad en el tema. Si querían animar a salir del armario a todos los homosexuales que lo ocultan, consiguen todo lo contrario.

Pero no todo ha sido malo, ha habido bueno capítulos (pocos), grandes actuaciones (recordaremos el momento piscina de We Found Love, y las competiciones), y personajes que prometen dar mucho como Unique, y la entrenadora de las animadoras, rival de Sue, con la que tiene  una gran química, y con la que rogamos tengan más enfrentamientos. Pero sobretodo, hay que alabar el personaje de Becky, de la que ya hablamos, y que resulta ser una robaescenas en potencia en cada aparición.

La recta final ha mejorado bastante el nivel, con el tema del futuro de los estudiantes, gracias al que habían historias reconocibles e interesantes, por las que todos pasamos tarde o temprano, y que si que conseguían mejorar las impresiones sobre cada personaje, además del espíritu competitivo muy presente este año, todo muy forzado y a última hora.

No estamos expectantes con la cuarta temporada, y es que seguir esta tercera ha sido hasta difícil por el escaso interés que nos despertaba, juntando la marcha (a medias, porque no se van del todo, aunque en el caso de Kurt agradeceríamos que se marchara un tiempo) de Lea Michele, y Amber Rosie (Mercedes), que perjudicará mucho la serie. Sería interesante ver el futuro de todos ellos, por los cambios de ambientación y la evolución de todos ellos, pero se descartó el spin off, y toca continuar viendo la vida en el interior del instituto.

Sucederá como en Dexter y Nurse Jackie, y este tropiezo servirá con una gran cuarta temporada? Estaremos atentos al nacimiento de la segunda generación de Glee (a saber sino es la última), pero necesitamos el verano para descansar de tanta decepción.



NOTA 5’5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Traductor