Disney nos malacostumbró durante muchos años a esperar grandes clásicos de la animación. Nos mantenía expectantes cada año, esperando su nuevo proyecto que a menudo sorprendía nuevamente y acababa haciéndose un hueco en nuestro corazón. Si pensamos en la Sirenita, La bella y la bestia, Aladdín, El rey León... nos damos cuenta de lo tremendamente difícil que es decidirse por un único clásico de la factoría de los sueños así como también de su espléndido trabajo y calidad en cualquiera de sus producciones... Ahora bien, Disney ha tenido una larga época de sequía en la que la compañía ha estado dando palos de ciego por medio de un gran bajón en la calidad de sus films.
La llegada de la animación 3D ha supuesto dos posiciones diametralmente opuestas, por un lado Pixar ha conseguido de forma magistral, avivar la cada vez mas débil llama de Disney, por otra, la animación tradicional ha quedado relegada a un segundo plano (o tercero, o cuarto...) destinada injustamente a la realización de secuelas innecesarias de inolvidables clásicos de su época dorada (¿necesitabamos pocahontas 2, Mulan 2 o la Sirenita 3?). La solución era sencilla pero solo John Lasseter ha sabido salir a escena y mover la batuta para dirigir las cosas como realmente se debía hacer desde hace tiempo.