martes, 11 de octubre de 2011

CRÍTICA LA PIEL QUE HABITO

Se me olvidó colgar la crítica de la última peripecia de Almodóvar, el director español más excéntrico, que tiene sus constantes altibajos en su peculiar filmografía.

En La Piel que Habito, Pedro ofrece la mejor historia que ha escrito, con un muy buen giro argumental a medio metraje, que sin embargo tiene un gran enemigo, él mismo.

El director tiene claro que en esta ocasión quiere producirnos tensión, pero peca en el momento de querer producírnosla desde el comienzo, con una música que nos atormenta, cuando ni siquiera hemos visto a los personajes ni sabemos en que situación se desarrollará la historia que el director manchego ha escrito. 

La banda sonora no esta muy acorde al film, siendo en algunos momentos algo inadecuada, porque crea un ambiente que no se esta dando realmente. Esta peculiaridad me extrañó bastante porque si hay algo que destaque en el estilo del autor, es su cuidado a la hora de escoger la banda sonora.


La historia nos adentra en una lujosa casa de un cirujano que tiene encerrada a una paciente, a la que pretende transformar hasta alcanzar la perfección. Los primero momentos en los que se nos muestra la ida de la cautiva interpretada por Elena Anaya, y de su relación con Banderas y Marília, la sirvienta de la casa que le facilita todo lo necesario en el día a día a Vera (Anaya).

La historia tarda en arrancar y mostrarse realmente, debido a que el director se entretiene con detalles, y se recrea una y otra vez en la extraña relación de Vera con Robert Ledgard (Antonio Banderas). Pero introduce una trama con Marilia, interpretada por una sobreactuada Marisa Paredes, que despierta el carácter sexual con las escenas más explícitas y gratuitas del film, donde Pedro parece disfrutar rodando por la importancia que les otorga cuando en realidad, no ayudan a la trama, sino que resta tiempo.

Después de ese lapsus, la historia empieza a desarrollarse sorprendiendo al espectador cuando se le revela la verdad, momento que por desgracia, se empaña por la excesiva frialdad con la que se ha rodado y dirigido, siendo el momento cumbre muy vacío y desaprovechado, un momento que podría haber sido una de las mejores escenas de la carrera del director, y que se queda en una simple anécdota.

No soy contrario a las escenas de sexo, no me importa que sean o no explícitas, pero cuando se tiene un material tan bueno entre manos, es una lástima que el prestigioso ganador de un Oscar, prefiera dirigirse a lo más morboso y superficial, que ahondar en unos personajes que están pidiendo a gritos los mimos que no se les da, habiendo instantes que me produjeron algo de rabia al ver tanta ocasión desperdiciada. 

Elena Anaya salva la película de la decepción, se cree el papel y se nota, esta por encima de todo lo demás y sino hubiera estado, todo el conjunto se habría venido abajo. Banderas se ve limitado, Marisa Paredes tiene demasiado tiempo cuando es la peor con diferencia del reparto, Blanca Suárez trata un personaje muy mal escrito y tratado, y Jan Cornet esta correcto.

Desconozco la producción del film, pero hay ocasiones como las conferencias del cirujano Ledgard, que parece una producción de bajo coste, dando la impresión de que apenas han invertido, o que todo se ha ido en el sueldo de Banderas, que sirve como reclamo.

Jaume Balagueró hubiera sido el candidato perfecto para la película, sabe crear personajes, sabe mantener la tensión, Amenábar hubiera dado mucha más profundidad y poesía a las imágenes, pero un director como Pedro, que se jacta de ser pasional, tira por tierra una gran historia, con puestas en escena de principiante, una dirección muy modesta y sobretodo fría. Una pena


NOTA: 6'5/10

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