Hacer un remake de una película considerada una obra de culto es un peligro, siempre se estará a la sombra de la antecesora, a no ser que se distinga por completo, o aporte algo que la anterior no pudo.
Esta nueva versión del libro de Stephen King intenta desmarcarse del clásico de Brian De Palma actualizando la historia a la era de internet y telefonía móvil (la anterior era de los 70), dando un tono muy diferente para evitar comparaciones, y modificando los hechos y personajes con el cambio de época.
De Palma no tenía la tecnología de la que ha podido disponer Kimberly Pierce (directora también de Boys Don't Cry, que le dio el primer Oscar a Hilary Swank), y ofreció una película austera, minimalista, y muy centrada en las actuaciones de las impresionantes Sissy Spacek y Piper Laurie. Esto quiere decir que eran pocos los objetos y la destrucción por parte de Carrie, y que se insinuaba más que se mostraba. Restando tiempo a la violencia, el guión desarrollaba unos personajes difíciles de olvidar.
Pero ahora que todo es posible, no hay límite, y las secuencias violentas desencadenadas por la ira de la protagonista son un despropósito, algo que da mayor espectacularidad, pero que se viene al traste si el guión no esta a la altura de las circunstancias.
En esta nueva versión, ven más interesante la vida de estudiante de Carrie, que la relación con su maníaca madre Margaret. Julianne Moore esta excelente en el papel, tiene un par de escenas de lucimiento, y una primera secuencia que es de lo mejor del film, pero termina ejerciendo de simple secundaria, cuando personaje y actriz tienen potencial para ofrecer mucho más. Casi toda la película transcurre en el instituto, lo que le da un tufo a teen movie hasta el memorable del baile. Bien es cierto que se molestan en perfilar personajes, pero perjudica que todo son muy estereotipados, y de no ser por el título y similitudes con la de De Palma, podría pasar por una teen movie con toques de slasher más.
La Carrie de Chloë Grace Moretz no tarda en coger confianza al descubrir sus poderes, los que más que pánico o desconcierto, le provoca satisfacción por la sensación de poder. Esto la diferencia de la de Spacek (que ya por esos grandes ojos daba más impresión), la cual vivía aterrada por un poder desconocido y que le era difícil de controlar. Moretz cumple como siempre, no desmerece en sus momentos junto a Moore, y clava las más violentas, pero el guión vuelve a desaprovechar la labor de la actriz creando un personaje plano, en el que su mayor acierto lo da en la muestra del despertar sexual, y de los cambios físicos propios de la edad.
La parte final, tras el famoso momento que hace entrar en cólera a Carrie, es lo que más distingue a la película, y más recomendable y memorable. Una adolescente enfurecida y con poderes telequinéticos que no se corta a la hora de vengarse por el bullyng y humillaciones que ha ido sufriendo hasta entonces, y que gracias a la facilidad que otorgan los efectos digitales, la versión 2013 merece la pena solamente por ese momento.
Pero una vez más, la directora y los guionistas no explotan el material, y cuando parece que irá a más, se corta de forma brusca para terminar la película.
La dirección se luce en las escenas de acción, pero es de manual en el resto. Parecía interesante ver como una directora trataría una historia de dos mujeres tan radicales, pero cuando no sigue la anterior versión, se queda a medio gas, no tiene personalidad, no va a más cuando debe, y ni la fotografía ayuda a que no pueda pasar de correcta.
Como película independiente funciona correctamente, como remake no llega a la altura, pero su acto final hace que no sea todo negativo y no termine siendo una pérdida de tiempo.
NOTA: 5'5/10
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