Katryn Bigelow ha protagonizado dos de las mayores sorpresas en los Oscars. La primera en el 2010 cuando se proclamó la primera mujer en ganarlo como directora, y la segunda fue ayer mismo, cuando su nombre no apareció en la categoría de dirección, a pesar de haber estado presente en todas las entregas de premios durante esta temporada.
Casualmente, ayer pudimos ver la película, con la cabeza puesta en el porque no habían incluido a la directora que ganó hace un par de años, y hemos de decir que sabemos el motivo.
Bigelow tiene predilección por hacer un film lo más realista posible, es por eso que ha levantado mucha polémica al rodar en los escenarios reales donde se desarrolla la película, aún con el peligro que eso conllevaba, y además, tocaba temas muy peliagudos y delicados como es el terrorismo, el 11s y la captura de Bin Laden.
Es tal la obsesión de Kathryn por el realismo y por mostrar lo bien documentada que iba, que ha dejado de lado el sentido narrativo propio de una película, y lo más importante, el desarrollo de personajes, echando algo por tierra el trabajo de una excelente Jessica Chastain, que poco más puede hacer con un guión donde su personaje es un títere que hila la historia para que el espectador no se pierda. El plano final de la actriz es el que puede otorgarle premios, pero tiene 2 horas y media donde no la ofrecen un momento de descanso con tanta tensión y frialdad, algo que la beneficiaría cara a los premios, y sobretodo, haría que el espectador dejara de verla como un bloque de hielo.
Sorprendidos nos quedamos cuando en escenas con gran carga dramática y mucha tensión, como puede ser las de las explosiones de bombas, Bigelow las pasa por alto con mucha rapidez, no se detiene para aprovechar la carga emotiva que supone vivir un acontecimiento así, un hecho que cambia la vida para quien lo vive, pero que en la película parece una mera anécdota.
Esta bien llevado el cambio que va sufriendo Maya (Jessica Chastain), desde sus inicios de recién llegada y aterrada ante todo lo que se encuentra, hasta llegar a ser una mujer que toma las riendas de todo lo que se propone, pero termina pareciendo muy superficial hasta el plano final, algo que es culpa del guión, no de la actriz (que quede claro que Chastain nos parece que hace un magnífico trabajo).
Es de admirar el valor que tiene la directora y el guionista Mark Boal, que trabaja junto a élla desde su anterior película, por tocar sin tabúes todo lo relacionado con el tema, desde la alta política de Washington hasta la organización de Al Qaeda, con nombres y apellidos, y relatando específicamente como la CIA capturó a unos de los mayores terroristas de la historia. Es impresionante la fidelidad de la realizadora en los detalles, como el momento en que se hizo la famosa fotografía del cadáver de Bin Laden, y como va desvelando secretos de ambas organizaciones. En ocasiones deja hasta mal a su propio gobierno, demostrando las intenciones en todo momento, contar la historia tal y como fue.
Huye de los estereotipos del género, de ser una popular americanada, y coge el estilo documentalista (rótulos, división en capítulos, nada de ficción desde el lado de Bin Laden del que no llegamos a conocer ni ver como vivió los años que estuvo escondido) para aparentar más realismo, con pocos efectos digitales que despisten al espectador de la trama. El personaje de Maya es el vínculo que tiene el espectador para no perderse en un gran número de personajes, y poder entender mejor los hechos paso a paso como si fueran la protagonista.
En el plantel de actores, la mayoría son poco conocidos o provienen de la televisión, como es el caso de Chris Pratt (el gran Andy de Parks and Recreation), Kyle Chandler (Friday Night Lights) y Harold Perrineau (Michael en Lost, si, el odioso padre de Walt). Pero es Jennifer Ehle (Jessica) la que nos encandiló durante el metraje, ganándonos mucho más que Maya, y a la que por desgracia el guión no la trata como un personaje así merece, aunque sea la mejor llevada. Mención especial también para el torturador Dan (Jason Clarke).
Suyas son las pocas escenas con algo de carga dramática, y los únicos que muestran las consecuencias emocionales de vivir en tal entorno, muy diferentes entre sí, y de gran valor para la narración de la historia, y su mejor comprensión.
Ambos ejercen una gran influencia en Maya y en los espectadores, y de haber querido el guionista, ambos actores podrían haber estado presentes en todas las entregas de premios de haber podido lucirse más.
Por lo demás, como ya pasaba en sus anteriores films, Bigelow se comienza a lucir en una gran hora final llena de tensión, desde un punto (previsible) donde ya no suelta el acelerador, hasta llegar al momento cumbre que todos conocemos. La captura esta perfectamente recreada, sabe como llevar el ritmo a pesar del excesivo metraje, y los actores se notan metidos de lleno en el proyecto y cómodos en sus roles.
Una pena que se quede a un paso de merecer tan buenas notas como esta teniendo, porque de haberse trabajado más en los personajes, sería una película imprescindible de ver y estudiar, eso si, como documental es impecable.
NOTA: 7'5/10
'La noche más oscura' me ha dejado desconcertado. La peli se ve bien pero tras todo lo escuchado resulta decepcionante, dubitativa, irreal? Bigelow nos pretende convencer de un acontecimiento, basado en una gran mentira, de primera con una historia de tercer orden. Van a intentar borrar 'la gran mentira americana', con una mera demostración de fe sobre una cuestión de suerte, de meras estadísticas? Un saludo!
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